lunes, 26 de diciembre de 2016

Los socios clandestinos



EL PAGO DE SOBORNOS DE ODEBRECHT EN EL PERÚ
Los socios clandestinos

Las personas que reciben la confianza de otro para cuidar su patrimonio adquieren al mismo tiempo el deber de mantenerse leales a quien los nombra y revelarle todo conflicto de intereses del que puedan ser portadores. La corrupción comienza cuando quien recibió un encargo como este oculta vínculos de interés antagónicos, y se consolida cuando los hace prevalecer sobre lo que debe custodiar, sin importarle las consecuencias.
El soborno es el pago que se obtiene por violar los deberes derivados de esta confianza en casos específicos. En el derecho comparado, quien procede de esta forma puede ser sancionado como autor de un delito, sea que actúe en el ámbito privado o en el público. En nuestro caso, por razones históricas y no teóricas, solo castigamos los sobornos que cobran los segundos. Ya entenderemos que eso es un error y que también puede sobornarse a un empresario o a un curador. 
Pero ahora quiero llamar la atención sobre otro aspecto: recortar la sanción a funcionarios en ejercicio –o al menos elegidos– genera limitaciones absurdas. Para eludir la regla basta con reclutar al objetivo antes que sea elegido para el cargo, cuando aún no ‘es’ funcionario o autoridad electa. Y para esto, por cierto, la falta de control que mantenemos sobre el financiamiento de campañas políticas (que no han sido puestas al alcance del radar de la UIF ni siquiera con la última reforma) ofrece un enorme punto ciego de acción libre y clandestina, fácil de explotar.
El soborno, usualmente, es un pago por servicios ilegales específicos prestados por quien se corrompe. Pero es sencillo remplazar el soborno convencional por una participación en las ganancias esperadas en el negocio que se pone en marcha. El personaje que así se recluta puede percibir estos fondos, al menos en parte, antes de ser elegido (aunque con esto se asume el riesgo que resultaría de una derrota electoral). Puede, asimismo, comprometerse sin especificar los actos en concreto en los que deberá intervenir. Entonces, deja de ser un simple prestador de servicios específicos para convertirse en un socio clandestino de la empresa.   
Una cosa es ser sobornado por una violación específica a los deberes del cargo que se ejerce y otra, mucho más grave y compleja, es convertirse en socio clandestino de un negocio definido sobre fundamentos corruptos para participar en sus ganancias.
Propongo introducir estos matices en las construcciones que empleamos usualmente para estos casos, porque las cifras que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha difundido no corresponden, desde mi punto de vista, a una historia sobre sobornos convencionales. Indican que Odebrecht podría haber reclutado como socios clandestinos a personajes de la política calculando cuotas encubiertas que los comprometieron con los resultados de proyectos y no solo con servicios particulares o prestaciones concretas.   
Quiero explicarme. La facturación anual de Odebrecht en el Perú alcanzaba los US$1.000 millones anuales hacia el 2012. De acuerdo al Departamento de Estado estadounidense, las ganancias obtenidas entre el 2005 y el 2014 habrían alcanzado los US$143 millones. Los US$29 millones destinados a corromper funcionarios en el país sugieren una cuota de inversión equivalente a poco más del 20% de las ganancias del período. Entonces, el tamaño de la cuota no parece relacionado con el precio de servicios ilegales específicos recibidos, sino con el resultado del negocio. Y esto convierte a quienes hayan recibido estas ganancias (al menos las cuotas más importantes) en socios clandestinos, no solo en vendedores de servicios específicos.
El socio clandestino puede ser reclutado antes de asumir el cargo. Adquiere una posición de interés que no revela y que oculta deliberadamente durante el tiempo en que ejerce funciones. Pero además presta su influencia en situaciones imposibles de relacionar con los fondos que ha percibido. Esto impide usar las reglas del cohecho, tal como están definidas, para sancionarlo. Pero no impide hacerlo por haber alterado la verdad en sus declaraciones tributarias y electorales, y por lavar las ganancias que obtuvo. Tampoco impide inhabilitarlo políticamente por haber escondido una situación objetiva de conflicto de intereses que traiciona la confianza depositada cuando se le encomendó el cargo.
En general, US$778 millones distribuidos clandestinamente en 12 países ponen en evidencia el despliegue de una maquinaria de lavado de ganancias sin precedentes en el hemisferio. El negocio perverso, cegado por su propio éxito temporal, ha estallado. Ahora nos queda ver cómo hace añicos los cuadros de alianzas temporales que constituyó.
Publicado en El Comercio el lunes 26 de diciembre de 2016

domingo, 25 de diciembre de 2016

Entrevistas sobre el caso Lava Jato




El caso Lava Jato en Perú empieza a consolidarse con el reconocimiento del pago de sobornos por US$29 millones de parte de la constructora brasileña Odebrecht a funcionarios de alto nivel. El ex procurador César Azabache analiza la situación y plantea algunas medidas de urgencia que deben realizar las autoridades peruanas.

Tras el escándalo de Odebrecht, la Fiscalía ha dado a conocer una serie de diligencias que está adoptando…El Estado debe tomar acciones inmediatas, no necesariamente penales pero sí estrictamente civiles para asegurar los montos involucrados en esos actos de corrupción.

¿A qué se refiere?El Estado peruano debe asegurar la indemnización que debe recibir y la recuperación de los US$29 millones que están inmersos en prácticas de corrupción. Los sobornos tienen que ser devueltos al Perú.

En la práctica pareciera una diligencia inmediata, pero a veces en la teoría la figura se complica…Lo único necesario es saber cuáles son las cuentas que el Estado tiene en este momento con los consorcios de Odebrecht, qué ha formado, auspiciado o promovido, de manera que esos saldos por pagar puedan ser intervenidos sin necesidad de esperar a acopiar el conjunto de información que tiene que llegar, o los fiscales obtener, de las autoridades americanas y brasileras.

¿No cree que se tiene que cumplir con una serie de procedimientos? ¿La Fiscalía pedirá información a EE.UU. sobre el mencionado caso?Hay que asegurar la reparación patrimonial antes de que la información de EE.UU. y Brasil llegue. Los procedimientos en el Perú no se van a cerrar mientras toda la información sea recibida, pero no veo razones para que tengamos que esperar a que la información de los mencionados países llegue al país, entre 6 y 8 meses más para empezar a realizar las cosas básicas porque ya hay un reconocimiento muy claro.

Odebrecht se ha comprometido a colaborar con las pesquisas…Se debe aprovechar ese compromiso de la empresa en cuestión para obtener información. Tiene que haber un reconocimiento público de Odebrecht y eso tiene que traducirse en una revelación de información sobre los detalles de pagos que se han hecho y de las personas que han recibido.

Una información relevante…Se obtendría un material fuerte para poder realizar una segunda ronda de declaraciones y seguir con el interrogatorio. Todas las personas involucradas en el asunto y si es que no están involucradas que digan cómo pudo ocurrir sin que se dieran cuenta.

El ex fiscal Avelino Guillén considera que los US$29 millones no serían la única coima que se pagó a funcionarios peruanos…Probablemente ese monto no es la única cantidad. Hay indicios de que la suma es superior. Se tiene que seguir investigando.
La Fiscalía no ha descartado citar a los ex presidentes Ollanta Humala, Alan García y Alejandro Toledo… 
Sin duda, hay una serie de personajes que tendrán que ser citados en la Fiscalía a consecuencia de estas revelaciones pero, por ahora, lo más inteligente es recopilar información y sobre base la base de ello empezar con el interrogatorio.

Ninguno de los ex mandatarios asume algún tipo de responsabilidad…Las declaraciones de las autoridades de más alto nivel serán necesarias porque se requiere el detalle de la información. Deben colaborar con la investigación no solo los ex presidentes sino también ex funcionarios y trabajadores de Odebrecht para que se pueda contrastar la información y seguir con las indagaciones.

El procurador anticorrupción, Amado Enco, considera que se deben suspender los proyectos de Odebrecht. ¿Qué opina al respecto?¿Para qué? Lo que se tiene que hacer es recuperar los US$29 millones y no paralizar las obras públicas. Al final, los precios se pueden reajustar y favorecer al Estado, debido a los actos de corrupción que se han suscitado.

Pero, ¿considera que una empresa que ha cometido presuntos actos de corrupción deba seguir operando…?El patrón de corrupción que se está revelando no es uno en el que Odebrecht haya vendido al Estado proyectos basura o activos chatarra a cambio de sobreprecios. Este es un esquema sumamente complejo en el que hay obras públicas útiles en marcha a las que, adicionalmente, les ha rondado un esquema de corrupción que alteró sus precios.

Algunas autoridades han cuestionado el papel de la Fiscalía porque consideran que actúa con lentitud…En lo absoluto. La dinámica en el Perú es distinta a la del extranjero. No se puede comparar. Este no es un caso en que se puedan hacer deducciones mecánicas. Las evidencias sobre sobornos no se encuentran en los contratos. Los sobornos se pagan por fuera.

El presidente de Transparencia Internacional, José Ugaz, y Guillén consideran que el Congreso debe abstenerse de investigar el caso Lava Jato para no politizarlo…A veces las investigaciones del Congreso dan pocos resultados; hay que pedirles que no interfieran en la investigación del Ministerio Público.


Publicado en Perú21 el domingo 25 de diciembre de 2016



Entrevista en Canal N con Jaime de Althaus *


26 de diciembre de 2016

* En el minuto 6:52 dice "413 millones de dólares", debe decir "143 millones de dólares"