viernes, 19 de agosto de 2022

Castillo y el clientelismo

Aunque el proceso haya sido progresivo y a ratos invisible, el sistema político actual premia a quien consigue a cualquier costo fondos para obras públicas que funcionan como canales de distribución de ganancias. De ahí resulta una alta cuota de tolerancia a prácticas corruptas. Más allá del discurso formal de las élites, hay un sector de la sociedad al que no le asombra ni molesta que Castillo entrometa a su familia y a sus amigos en asuntos públicos, si ello significa que al hacerlo abre canales para que actores no tradicionales se beneficien con las ganancias que esas obras generan. En un fuero no tan interno, estos sectores esperarían que sus representantes hagan lo mismo a su favor en algún momento. Son por cierto sectores que no solo eligen y votan, sino que además sostienen candidaturas basadas en esa aspiración.


Temo que en una sociedad cuyo nivel de informalidad supera el 75%, midiéndola desde el empleo, la indiferencia hacia la forma de hacer las cosas de Castillo puede no ser indiferencia; puede ser aquiescencia o incluso puede representar una aspiración. Para confirmarlo nos va a bastar esperar al resultado de las elecciones regionales y municipales que vienen. Porque aunque no abunda información sobre el proceso, es posible que la matriz de la oferta electoral presente sea muy semejante a la que determinó los resultados del 21.


Contra lo que esperaba De Soto en los ´80, la informalidad no ha originado solamente un sector de pujantes emprendedores que cual pioneros en el desierto originen, bajo las invisibles manos del mercado, una masiva demanda por títulos de propiedad y acceso al sistema financiero. Los emprendedores pioneros existen, claro, pero han crecido al costado de varios colectivos de empresarios que se han movido en ambientes marcados por la violencia o la corrupción. Ahí están el tráfico de tierras invadidas, la extracción no autorizada de oro o madera, el transporte informal y un largo etcétera. Estos sectores, en los que la acumulación de capital parece innegable, no aspiran al sueño de la formalización. Parecen aspirar más bien a establecer esquemas políticos defensivos que sostengan su expansión en las condiciones presentes, libres de cambios institucionales y de cualquier forma de supervisión pública. Y para construir esos esquemas tienen la enorme y curiosa ventaja de haber crecido todos estos años bajo la sombra de una casi absoluta invisibilidad.  


Estos sectores  clientelistas, a los que Castillo representa bastante bien, parecen dispuestos a defender el estado de cosas que ha definido su posición de influencia a cualquier costo.


Ahí está el espacio en que Castillo articula su cuota de resistencia en lo que, sin embargo, sigue siendo una lenta y sostenida caída.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Notas a partir de los casos Castillo



Publicado en la web de IDEHPUCP, el 17 de agosto de 2022

https://idehpucp.pucp.edu.pe/notas-informativas/notas-a-partir-de-los-casos-castillo/


No deja de deslumbrarme una frase que Mauricio Zavaleta propuso en junio de 2021 en una columna que escribió para El Comercio: “el consenso del 2000 se agotó y ya no alumbra”, dijo. Ahí hay una primera pista para entender dónde estamos. Ha terminado el ciclo institucional que se instaló con la transición de Valentín Paniagua. Estamos en medio de una transición hacia no sabemos dónde. El vacío que se abre con eso tiene una serie de dimensiones. Pero entre ellas destaca aquella que ha hecho posible que Pedro Castillo llegue a la presidencia y haga a partir de ella lo que está haciendo.

El ciclo que ha terminado nació con un discurso oficial anticorrupción que las revelaciones de Odebrecht desmitificaron. Esa confianza parece ahora producto de una ingenuidad burlada. Después de Valentín Paniagua la presidencia de la república ha seguido siendo entre nosotros lo que parece haber sido a lo largo de toda la historia de la república: un espacio en el que los asuntos públicos se entremezclan con negocios e intereses privados. Lo nuevo ha sido que, en paralelo, en relativo silencio y sin que se note, el periodo abrió espacio para el progresivo crecimiento de una serie de colectivos locales y regionales que encontraron que la política podía funcionar como un espacio para tomar el control de los fondos distribuidos desde el gobierno central a las regiones, provincias y distritos para obras públicas. 

Progresivamente esos sectores se encontraron con otros que, desde las economías informales, crecieron lo suficiente como para necesitar protección política. Por ejemplo, los mineros ilegales, los transportistas informales y los dueños de universidades que no pudieron licenciarse. La informalidad del entorno en que se mueven coloca a estos sectores por debajo del radar de las prohibiciones de financiamiento irregular de la política aprobadas en agosto de 2019. Juntos, y desde la semiclandestinidad, estos sectores han horadado el espacio que el consenso del 2000 creyó reservado para los partidos políticos en forma, hasta devorarlo. En este proceso, la representación ha sido progresivamente fagocitada por la gestión abierta de intereses privados, hasta ser sustituida casi por completo.

Parece claro ahora que la eclosión definitiva del sistema se produjo con la elección del Congreso corto del 2020. En el 2019, cuando Vizcarra cerró el Congreso elegido en el 2016, nadie predijo el extremo hasta el que se adelgazaría la representación a partir del siguiente ciclo. El sentido del proceso solo quedó en evidencia en noviembre de 2020, cuando la mayoría intentó imponer a Merino como presidente de la República. De varias maneras la elección de Castillo en 2021 proviene de la misma tendencia. Castillo era originalmente solo un pretexto de Perú Libre para colocar congresistas en un parlamento que se ha convertido en un canal de simple gestión de proyectos y transferencias presupuestarias para obras. Colocado en la presidencia, la desviación se convirtió en regla.

Castillo proviene de un grupo de interés en particular, el de los maestros que quieren arrancarle al SUTEP el control de la Derrama Magisterial. Con ocasión de la campaña su entorno se amplió para incorporar a los compatriotas que le donaron fondos, a los que en enero de 2022 reconoció haber recibido en Sarratea (H13); quizá son los mismos que aparecen en los fragmentos de las declaraciones de Pacheco y Villaverde que llegan a medios cada tanto. Contribuciones a la campaña contra puestos públicos y negocios. De ahí a la abundancia de casos que están apareciendo –seis al cerrar estas notas– en solo un año de gobierno. La lista está aún abierta, pero la rapacidad es ya evidente.

Los casos Castillo ponen en evidencia que el cáncer que enfrentamos ha hecho metástasis. La forma en que la corrupción nos impregna no a va cesar solo sacando a Castillo del gobierno, sea cual sea la vía por la que salga. Castillo representa una forma de aproximarse a la política. Y esa forma de aproximarse a la política se puede estar reproduciendo ahora mismo en la renovación de autoridades regionales y locales que se avecina. De hecho, la oferta electoral que tenemos delante parece formada sin solución de continuidad con el proceso que desembocó en las elecciones generales de 2021. El riesgo de estarnos transfundiendo sangre ya envenenada es, entonces, muy alto. Aunque resulte la salida más segura de la crisis, también existe el riesgo de anticipar las elecciones generales solamente para reproducir el mismo esquema o de reabrir el Senado únicamente para elevar de rango este tráfico generalizado de influencia.

Estamos atrapados en un ambiente impregnado por el clientelismo y la corrupción. En este entorno Castillo es solamente nuestro problema más urgente, no el único. Salir de Castillo sería solamente el evento con el que debemos fijar los fundamentos para empezar de nuevo sin caer en lo mismo.

"La permanencia de Pedro Castillo, con la complicidad del Congreso, es profundamente corrosiva"

 



Entrevista por Sebastian Ortiz Martínez 
Publicada en El Comercio el 17 de agosto de 2022

[Transcripción]

El exprocurador anticorrupción César Azabache consideró que el presidente Pedro Castillo “se está tomando en serio el riesgo de una suspensión judicial” y, por ello, el Ministerio del Interior no ha insistido con realizar cambios en el equipo especial de la Policía Nacional y Yenifer Paredes, su hija, se entregó a las autoridades.

— El presidente Castillo- a través de sus abogados- ha presentado un hábeas corpus en contra del fiscal Hans Aguirre y del coronel PNP Harvey Colchado. Esto con el fin de retirarlos de las investigaciones en su contra, entre ellas la que compromete a Yenifer Paredes, a quien él trata como a su hija. ¿Cómo evalúa esta acción? ¿Qué tan peligrosa puede llegar a ser?

Honestamente me parece disparatada. Castillo intenta construir una narrativa que presenta su caso como resultado de una persecución política arbitraria y no lo es. Sobre la base de esa premisa imagina que podría ganar acciones legales que están instaladas en el sistema para proteger víctimas, no personas a las que la fiscalía está investigando bajo cánones absolutamente razonables. La detención preliminar [de Yenifer Paredes] además no tiene visos de ser arbitraria. Es una medida instrumental para asegurar una posible audiencia por prisión preventiva que la fiscalía podrá ganar o no. Pero salvo casos de verdadero abuso (esto no lo veo aquí) un hábeas corpus no tiene en esto nada que hacer, a parte claro de reflejar esa narrativa sin base sobre victimizaciones que Castillo intenta imponer.

— El mandatario, en la plaza pública, dice que no se corre a las investigaciones, pero, en paralelo, sus abogados presentan recursos de nulidad. Y los ministros argumentan un supuesto “secreto de Estado” para que Palacio no entregue los videos de sus cámaras de seguridad. ¿Existe un patrón de obstaculización a la acción de la justicia?

Las obstrucciones son cosas más severas que estas. Yo diría que estas corresponden más bien a una parte de su narrativa legal que navega en una indefinición constante, pero que no parece efectiva. El ejemplo más interesante de esta parte es el del silencio. Toda persona tiene derecho a mantenerse en silencio en casos penales. Hasta un mandatario, más allá de lo que significa que un mandatario use este mecanismo. Pero cuando la fiscalía muestra casos sólidos el silencio representa otra cosa. Frente a casos sólidos la defensa solo puede ser eficiente si presenta hechos que permiten sostener una lectura alternativa de las cosas. El silencio en este tipo de situaciones muestra que el presidente no tiene como ofrecernos una alternativa autónoma. Sigue teniendo derecho a mantener silencio, pero en casos de este tipo el silencio equivale a una renuncia a disputar el significado de los hechos ante la fiscalía.
[...] Las interferencias aparecen de dos formas: como riesgo y como proceso en marcha. Como riesgo permiten adoptar una serie de medidas cautelares contra quienes lo generan. En un caso que compromete al presidente de la República convendría entender que las interferencias solo pueden activar medias extremas como la suspensión o la detención preliminar en casos relacionados con procesos en marcha. Casos extremos. En este momento veo dos procesos en marcha: la fuga de silva y la de Vásquez, su sobrino.

— El juez Raúl Justiniano declaró improcedente el pedido de la fiscalía para acceder a las imágenes de las cámaras de Palacio de Gobierno, al referir que él no tenía competencia para resolver esa solicitud. ¿Usted comparte ese criterio?

Hay una discusión ahí que respeto. La fiscalía intentó usar el procedimiento más expeditivo posible: colgar el pedido del caso contra Yenifer Paredes. La resolución del juez parte de dos premisas: la señora Paredes ya se entregó, de modo que la resolución que dictó sobre detención preliminar ya cumplió su función. Y la cuestión sobre si la escondieron en Palacio o no, no es relevante para este caso, sino para alguno sobre el presidente Castillo. Puede discutirse si por urgencia debió o pudo procederse distinto. Pero no puede negarse que los dos extremos de esta disposición son razonables. Creo entonces que si la fiscalía tiene, y ha anunciado que tiene, evidencia sobre el ocultamiento de Paredes en Palacio de Gobierno durante la diligencia bien podría siguiendo la pauta del juez armar un pedido distinto y llevar esta discusión ante la Corte Suprema. No veo entonces en esta decisión una señal que obligue a hacer una lectura binaria, buena o mala, de la resolución.

— Usted ha planteado que la fiscal de la Nación solicite a la Corte Suprema la suspensión de Castillo de la Presidencia. ¿Bajo qué escenario es viable esta posibilidad? ¿La Constitución lo permite?

La Constitución no tiene ninguna disposición sobre la forma o los límites con que pueden investigarse al presidente de la República. Y, sin embargo, hemos cerrado ya esa discusión admitiendo institucionalmente que la investigación puede hacerse en atención a una serie de principios que prevalecen sobre el vacío. Y dado que el Congreso ha mostrado no tener interés alguno en regular esto, entonces los límites de esta investigación tendrán que establecerse en los tribunales.
La cuestión legal que puso en discusión la teoría sobre la posibilidad de suspender al presidente por orden judicial no proviene de la Constitución -que aquí debe ser considerada en silencio- sino de un artículo del Código Procesal, el 198.b, que aunque no tiene cómo referirse al presidente (el código tampoco tiene normas para estos casos) prohíbe usar la suspensión frente a autoridades electas (parlamentarias, regionales y locales, sobre las que si tiene normas expresas de procesamiento). Luciano López ha mostrado además que el principio de equilibrio en el uso de inmunidades, que está en el artículo 30.2 de la convención ONU sobre corrupción permite exceptuar de la prohibición los casos más graves. ¿Cuáles serían estos? Los ataques a la conformación del cuerpo mismo de investigación, las fugas, la infiltración de ese equipo. Debe tratarse además de procesos actuales, no poténciales ni de riesgos teóricos. Ni cabe pretender que, tratándose de un mandatario, por el hecho de ser mandatario se le deba suspender automáticamente. Una medida tan extrema cómo está solo se puede emplear equilibradamente en casos de extrema necesidad y urgencia.

— Si más adelante se comprueba que Yenifer Paredes sí estuvo en Palacio de Gobierno y recibió ayuda para no ser capturada por la Policía, ¿Esto abre la puerta de la suspensión del mandatario por obstaculización?

No, porque sería un hecho del pasado, aunque sea un pasado reciente. La suspensión no está pensada para ser una sanción a un comportamiento anterior sino la herramienta para neutralizar una interferencia presente. De hecho, aunque esto es especular, siento una relación clara entre este debate y la entrega de la señora Paredes. Digamos que elimino la interferencia, como en cambio de tono en el Ministerio del Interior, pasar de intervenir al equipo especial de la PNP a pedirle a la fiscal determinados cambios y admitir el rechazo [de estos], son señales que indican que Castillo se está tomando en serio el riesgo de una suspensión judicial. Pero como no puede interferir sobre las investigaciones, estas avanzan a una velocidad exponencial. La siguiente crisis, entonces, podría producirse por varios frentes. Más delaciones, más testigos protegidos y más evidencia o la detención final de Silva y de [Fray] Vásquez, por ejemplo. O una rabieta de Palacio que tenga tal dimensión que haga imprescindible la intervención del judicial.

— De acuerdo al Ministerio Público, la primera dama Lilia Paredes es coordinadora de la presunta red criminal de las obras de agua y saneamiento en Anguía. Ella no goza de inmunidad. ¿Existe la posibilidad de que pueda ser detenida, si así lo solicita el equipo de la fiscal Marita Barreto?

Lo veo probable. Pero dependerá de la posibilidad de probar que la detención es necesaria. En el caso de su hermana la necesidad quedó en evidencia con el juego de sus direcciones, que hizo inestable su paradero. En estos casos no es solo cosa de prueba del hecho principal. Es cosa de probar la necesidad de la medida. Si es necesario notar que a diferencia de lo que ocurre en el caso del presidente [Castillo] en estos casos el peligro de fuga o de obstrucción no tiene que corresponder necesariamente a un evento actual. Acá si puede discutirse un peligro teórico o potencial. La posibilidad entonces existe. No debería sorprendernos que la fiscalía vaya en esa dirección.

— El presidente Pedro Castillo enfrenta, hasta el momento, seis investigaciones. Cuatro de ellas son por organización criminal. ¿Su permanencia en el poder es insostenible?

Diría más bien que su permanencia en el poder, que cuenta con la complicidad del Congreso es profundamente corrosiva. Se sostiene en el entrampamiento del Congreso, que era en teoría el llamado a resolver este tipo de asuntos. Atención que no se trata solo de la vacancia, más allá de mi poca simpatía con ese procedimiento. El Congreso podría haber disminuido las protecciones constitucionales del presidente, las que están en el artículo 117 de la Constitución, al menos frente a cargos por corrupción desde el segundo semestre del año pasado o adoptar normas que regulen las investigaciones contra el presidente y tampoco lo ha hecho. Mientras, se concentra en aprobar contrarreformas y en poner al frente a la Comisión de Presupuesto, acaso la más importante del Congreso, a un congresista [como José Luna Gálvez] investigado por múltiples delitos, entre ellos lavar activos.

— Castillo dice que le han sembrado “miles de cosas para hacer ver que soy corrupto”. Pero las personas que colaboran con la justicia eran integrantes de su círculo de confianza, como el ex secretario general de la Presidencia Bruno Pacheco. ¿Con ello se cae su estrategia de victimización y desconocimiento de los hechos cuestionados?

Castillo empeña en su forzada narrativa una serie de construcciones que están pensadas para otras situaciones. El “sembrado” se usa en un habla no precisamente académica, para describir esos casos en que, en un abuso, la autoridad pone en un allanamiento la evidencia que luego dice haber descubierto en el lugar. También se usa en los casos de “trampas”, cuando una agente infiltrado induce a una persona a la que se investiga a cometer un crimen. Encuentro más que fantasioso pretender que los 20 mil dólares en el armario de Pacheco, los 90 mil soles que sus cuñados entregaron a sus socios en contratos, las notas que se dice Pacheco está entregando de puño y letra de Castillo o [los mensajes de] WhatsApp que se conocieron en el proceso de ascensos [de las FF.AA.] tengan el mejor atisbo de haber sido “sembradas”.

— El Congreso no tiene los 87 votos para la vacancia del presidente Castillo. ¿La salida a la crisis es ir hacia nuevas elecciones? ¿Falta voluntad política en el Parlamento?

Soy por completo partidario de tener nuevas elecciones generales. También de introducir el Senado en el sistema y la renovación por tercios. Creo, además, que aunque el proceso sea lento, la iniciativa ciudadana por las 75 mil firmas o más es el camino más eficiente para impulsar ese proceso. Tomará tiempo. Pero el proceso desde la ciudadanía puede abrir un espacio en el que nuevas mayorías de sectores diversos se decidan a competir con las organizaciones políticas actuales, que encuentro impregnadas por una dinámica clientelista que desemboca en las carteras de proyectos de Transportes y Comunicaciones y Vivienda. De hecho, a la larga tendremos que pensar seriamente en intervenir en los formatos de control sobre obras el Estado, que parecen ser los que aglutinan los movimientos por prácticas corruptas que nos tienen atrapados.

— El Congreso pretende llevar al Tribunal Constitucional una demanda de competencias, ante fallos del Poder Judicial que los obligó a retroceder la elección del defensor del Pueblo. ¿El Parlamento pretende ser una institución sin control?

Creo que ese proceso, que ha anunciado el Congreso, podrá despejar una enorme duda entre nosotros, porque en el TC nos hemos quedado atrapados en el problema de legitimidad que le impuso el procedimiento parlamentario. Eloy Espinoza, quien integró la conformación anterior, dijo en medios de comunicación el día de la [última] elección que el tribunal es lo que llega a ser cuando se desengancha de las condiciones en que fue elegido. Ahí el desafío. Pero es importante recordar que en octubre vence el mandato del señor Ferrero, y que su espacio, si bien podría ofrecer una oportunidad para equilibrar la conformación del TC, también podría ser escenario para una maniobra de copamiento del Congreso ante la inminencia de un caso tan importante. Necesitamos que la plaza del señor Ferrero sea llenada de manera equilibrada y por un personaje que no multiplique las dudas. Pero el riesgo de que la elección del reemplazo se convierta ahora en una cosa distinta existe. Importante estar atentos a esta historia en formación. 


lunes, 15 de agosto de 2022

Tiempo intermedio

  1. El periodo al que entramos no va a ser fácil de manejar. Entramos nuevamente a un ciclo en que predominará el entrampamiento, entendido como la imposibilidad de organizar espacios equilibrados que den una salida relativamente segura a la crisis. Vamos a caminar sobre terrenos resbaladizos. Y cuando quedamos obligados a hacer esto entonces se vuelve muy importante mirar las cosas con extremo cuidado. Los intentos por interferir en las investigaciones de la fiscalía le costaron a Castillo una derrota, cuando el Ministro de Interior tuvo que limitarse a pedir cambios que la Fiscal de la Nación, como era de esperarse, rechazó. El equipo especial de la policía sigue adelante entonces y Castillo volvió a perder cuando tras intentar proteger a la hermana de su esposa tuvo que resignarse a su entrega. La interferencia está bloqueada por la posibilidad de reacción de la Fiscalía de la Nación, que sigue desplegando un procedimiento que sólo podrá limitarse o avanzar en atención a decisiones del judicial y por una posibilidad que se ha instalado ya entre nosotros en modo de alternativa: la posibilidad de suspenderle judicialmente si persiste de manera grave en bloquear las investigaciones.
  2. Contra lo que parece, la negativa a incautar los videos de palacio no cambia la dirección de las cosas. La fiscalía optó por pedir esos videos como secuela del reciente allanamiento. Lo que el juez ha dicho es que ese pedido supone imputaciones posibles contra el presidente de la república y que, en consecuencia, debe ser hecho en el marco de las investigaciones que se siguen contra él. Diferencia de criterio, pero nada parecido a una derrota definitiva.
  3. Libre de interferencias, el equipo especial sigue recogiendo información y atando cabos. Y si se confirma lo que dicen los medios, ya empezaron a aparecer no solo delaciones, sino también testigos que buscan protección. Los testigos protegidos son por cierto fuentes muchísimo más confiables que los delatores. Son personas que han visto cosas en las que no han intervenido como autores o cómplices. La necesidad de protegerles es imperativa. Y con eso volveremos al problema de las interferencias, porque los programas de protección tienen costos que deben ser asumidos por el propio Estado. 
  4. El escenario en que entramos encierra la enorme paradoja que supondrá ampliar la información sobre casos de corrupción que involucran a Castillo y a su entorno sin que Castillo gatille la posibilidad de suspenderle. Esa posibilidad no depende sólo de que él “pueda”, teóricamente, interferir con las investigaciones ni de que lo haya hecho ya, en el pasado, sino de que vuelva a hacerlo. No se trata de castigarle sino de desactivar una maniobra que afecte las investigaciones en tiempo actual y que no pueda ser desactivada de otro modo. Y del otro lado el Congreso no reacciona, ni recortando las protecciones que la Constitución concede al presidente ni reforzando por ley los procedimientos a disposición de la fiscalía. Tampoco, por cierto, adelantando las elecciones generales ni reuniendo votos para declarar la vacancia. Simplemente no reacciona, de modo que ha llegado la hora de notar que estamos aquí porque el Congreso así lo ha decidido.
  5. Está también el movimiento ciudadano liderado por La Propuesta: impulsar el adelanto de elecciones generales con 75 mil firmas ciudadanas. Creo que las soluciones de fondo están todas ahí: generar nuevas mayorías que compitan con esas organizaciones y personas de corte clientelista que están reemplazando la representación por simple y pura gestión de intereses. Generar colectivos que disputen los espacios públicos, los gobiernos, a quienes solo quieren intermediar en negocios no es una simple tarea, pero es la tarea si queremos realmente salir de este abismo.
  6. En el medio hay disputas que no suman. El Ministerio Público, que desde que estalló la crisis del 16 ha mostrado sus posibilidades reales como factor de reforzamiento de la institucionalidad está liderando los casos Castillo. Pero al mismo tiempo arrastra detracciones por los cambios que alcanzaron el caso de la jueza Emma Benavides, el caso Sánchez Paredes y el caso de los cuellos blancos. Sigo confiando en que aquí los errores provienen de la forma en que se abordaron las decisiones que afectan esos tres casos. Los tres son importantes. Y los tres forman un lastre del que la Fiscalía debe deshacerse lo antes posible, en base a medidas públicas como la designación de fiscales visibles e indiscutibles que permitan pasar la página sin objeciones por falta de consistencia.                   
  7. La Defensoría y el Judicial siguen intactos en su función de servir de refugio a peleas por la afirmación de derechos como la de Ana Estrada y la SUNEDU. El Tribunal Constitucional, que fue afectado en su imagen por los procedimientos con los que se le designó en el Congreso tiene aún pendiente mostrarnos qué es capaz de hacer en la pelea por afirmar márgenes de una institucionalidad que un está en construcción.
  8. La incertidumbre final del momento corresponde al papel que jugará en este proceso Kurt Burneo, ministro de Economía.  Desde la transición el Estado se ha gobernado desde la presidencia del Consejo de Ministros. Pero el Ministerio de Economía y Finanzas ha funcionado siempre como un segundo premierato, reforzado por el margen de influencia que tiene sobre los demás ministerios económicos: Produce, Energía y Minas y Comercio Exterior, especialmente. Dado que el primer ministro Torres se ve concentrado en la defensa política del presidente ¿Podrá Burneo generar algún nivel de equilibrio que nos conceda algo de orden en el tiempo que media hasta que Castillo finalmente caiga o el Congreso llame a elecciones generales?