martes, 21 de febrero de 2006

¿ Dónde juzgar a Zevallos?


¿Dónde juzgar a Zevallos?
César Azabache Caracciolo

No estoy en posición de asumir ninguna conclusión sobre la probable responsabilidad penal del señor Fernando Zevallos en el nuevo caso que está siendo investigado en Maynas. Pero quiero comentar el rechazo emitido por las autoridades judiciales a la solicitud de la Señora Jueza Hernández, que pidió se le conceda competencia nacional para poder conducir en Lima al menos parte del caso iniciado en su localidad. El pedido de la Jueza, cuya valentía ha quedado hace mucho en evidencia, afirmaba que la competencia local constituye un límite infranqueable para poder conducir y llevar con transparencia un caso como éste, cuyas ramificaciones son todavía impredecibles. Formulado de este modo, el rechazo del pedido parecería a primera vista una descalificación a los esfuerzos de la Jueza. En efecto, llevar un caso como el de Fernando Zevallos a Maynas resulta riesgoso para todos. Para el sistema por la incapacidad de las instalaciones penitenciarias de la zona para contener algún eventual intento de fuga. Pero también para Zevallos, porque su vida e integridad no pueden ser aseguradas por completo en las condiciones del lugar. Entonces hay que buscar un camino para reorientar el rumbo de las cosas. Y en mi opinión, ese camino debe tener en cuenta tanto la mejor manera de asegurar a todos los personajes de esta historia como la mejor manera de consolidar la autoridad del judicial y de las fiscalías.
Se ha citado, como antecedente, la decisión del caso de Antauro Humala y otros, investigados ahora en Lima por el levantamiento violento de Andahuaylas de Diciembre 2004. Pero la regla del caso Antauro Humala no es la misma que se ha intentado usar en el caso Zevallos. En el caso de Antauro Humala de hubo un pedido al órgano de gobierno del judicial. El proceso comenzó en Andahuaylas, luego fue abierto un segundo proceso en Lima y la Corte Suprema, actuando como tribunal de justicia y no como órgano de gobierno, decidió a favor de Lima por razones de seguridad semejantes a las que afectan el caso Zevallos. El Tribunal Constitucional, además, declaró antes que la Corte Suprema tiene derecho a decidir en un caso de este tipo (Sentencia de Julio 21, 2005). Entonces el camino que abre el caso Antauro Humala, y que aún no ha sido recorrido en el caso Zevallos es otro: Abrir un segundo proceso en Lima, trabar la competencia de un Juzgado en Lima y luego discutirla empleando el procedimiento de contiendas que la ley prevé para casos de este tipo.
La alternativa propuesta por la Jueza Hernández habría dado realce a un trabajo minucioso, iniciado por la Fiscal Loayza  y continuado luego con tesón a pesar de todos los riesgos que entraña un caso de estas dimensiones. Habría también sentado un precedente importante a favor de todos los jueces de la república, que podrían contar con una herramienta decisiva en casos de grandes dimensiones. Pero adoptada la decisión que ha adoptado el órgano de gobierno, lo que queda es buscar soluciones que nos permitan seguir creciendo institucionalmente y al mismo tiempo pongan en evidencia que la conducción de casos de esta importancia tiene habilidades suficientes para adaptarse a las contingencias que impone el sistema institucional. Después de todos, la organización y conducción de casos legales supone asumir que también las buenas causas pueden perderse algunas veces, y que en esos casos, el desafío institucional consiste en encontrar, lo antes posible, la solución que mejor se aproxime al ideal de la justicia perfecta.
El Ministerio Público y la Procuraduría Ad Hoc tienen la palabra.