jueves, 18 de noviembre de 2004

¿Cómo acusar a Guzmán?



¿Cómo acusar a Guzmán?
César Azabache Caracciolo

La anulación del primer juicio contra Guzmán abre una oportunidad que no se puede desaprovechar. El país reclama una acusación que corresponda a lo que todos sentimos que representa el terrorismo. Y está claro que esa nueva acusación no puede tener la dimensión que tuvo la presentada por el caso César Vallejo.
El caso que acaba de concluir no representaba lo que todos esperamos como “la” acusación del Estado contra Guzmán. Un caso como ese no es adecuado para iniciar el debate moral que necesitamos sobre la responsabilidad del terrorismo. Desde el punto de vista legal, dudo además un juicio de ese tipo hubiera podido justificar el debate sobre la cadena perpetua para Guzmán. En estas condiciones ¿qué hubiera pasado si el juicio hubiera continuado hasta el final? El tribunal habría tenido que considerar probado que Guzmán es jefe del senderismo, y luego condenarlo por organizar un grupo de financiamiento. Difícil de entender, ciertamente. Probar un hecho gravísimo para terminar responsabilizando al acusado por un crimen relativamente menor. Si se hubiera puesto cadena perpetua en esas condiciones la defensa alegaría que la condena no corresponde a los hechos. Y con eso tendrían a su favor un caso que exhibir ante la comunidad internacional. Claro, para evitar esto se le habría podido condenar a Guzmán a 30 años. Pero entonces todos sentiríamos que aquí estropeamos las cosas, porque Guzmán habría comenzado este proceso con cadena perpetua y saldría de la audiencia con una pena simbólicamente menor. Y todavía la defensa podría abrir un debate legal bastante complicado: Podría pretender que concluido el primer proceso, ya no se puede acusar a Guzmán como jefe del senderismo, porque eso ya fue materia de debate. Y habría tenido importantes (no definitivas, pero importantes) razones legales en que apoyarse.
Hay que tener esto presente al momento de replantear las cosas. Y quien tiene la palabra no es, dicho con todo respeto, la Procuraduría ni la judicatura. Es la Fiscalía. La Fiscalía debe explicarnos cómo organizará la siguiente acusación. Debe explicarnos cuáles son los hechos que va a presentar y cuándo estará lista para llevar a Guzmán a juicio por un proceso que contenga en su gravedad la verdadera dimensión de los crímenes del terrorismo.
Abona a favor la fiscalía la enorme cantidad de información que ahora se tiene sobre el senderismo. Ya no puede haber errores al enumerar a sus principales dirigentes. Ya se sabe quién es quién. Hay varios expertos sobre estos asuntos que pueden ir al juicio como testigos técnicos. También pueden llamar a las víctimas como testigos.  No puede haber problemas probatorios. La Fiscalía puede probar que el senderismo incluyó entre sus procedimientos la extorsión y el asesinato. Puede probar que empleó de manera sistemática coches bombas y explosivos que produjeron daños a escala catastrófica. Puede probar crímenes concretos como Tarata y Lucanamarca. La fiscalía tiene además a su favor un cambio reciente en las leyes del procedimiento que le permite promover la reorganización de los casos ya abiertos, separando o acumulando los hechos que estén en procesos originalmente mal planteados.
En estas condiciones, comenzar otra vez con un caso insignificante sería un error inaceptable.