¿Cómo acusar a Guzmán?
César Azabache Caracciolo
La anulación del primer juicio contra Guzmán abre
una oportunidad que no se puede desaprovechar. El país reclama una acusación
que corresponda a lo que todos sentimos que representa el terrorismo. Y está claro
que esa nueva acusación no puede tener la dimensión que tuvo la presentada por
el caso César Vallejo.
El caso que acaba
de concluir no representaba lo que todos esperamos como “la” acusación del
Estado contra Guzmán. Un caso como ese no es adecuado para iniciar el debate
moral que necesitamos sobre la responsabilidad del terrorismo. Desde el punto
de vista legal, dudo además un juicio de ese tipo hubiera podido justificar el
debate sobre la cadena perpetua para Guzmán. En estas condiciones ¿qué hubiera
pasado si el juicio hubiera continuado hasta el final? El tribunal habría
tenido que considerar probado que Guzmán es jefe del senderismo, y luego
condenarlo por organizar un grupo de financiamiento. Difícil de entender,
ciertamente. Probar un hecho gravísimo para terminar responsabilizando al
acusado por un crimen relativamente menor. Si se hubiera puesto cadena perpetua
en esas condiciones la defensa alegaría que la condena no corresponde a los hechos.
Y con eso tendrían a su favor un caso que exhibir ante la comunidad
internacional. Claro, para evitar esto se le habría podido condenar a Guzmán a 30
años. Pero entonces todos sentiríamos que aquí estropeamos las cosas, porque
Guzmán habría comenzado este proceso con cadena perpetua y saldría de la audiencia
con una pena simbólicamente menor. Y todavía la defensa podría abrir un debate legal
bastante complicado: Podría pretender que concluido el primer proceso, ya no se
puede acusar a Guzmán como jefe del senderismo, porque eso ya fue materia de
debate. Y habría tenido importantes (no definitivas, pero importantes) razones
legales en que apoyarse.
Hay que tener esto
presente al momento de replantear las cosas. Y quien tiene la palabra no es,
dicho con todo respeto, la Procuraduría ni la judicatura. Es la Fiscalía. La
Fiscalía debe explicarnos cómo organizará la siguiente acusación. Debe
explicarnos cuáles son los hechos que va a presentar y cuándo estará lista para
llevar a Guzmán a juicio por un proceso que contenga en su gravedad la
verdadera dimensión de los crímenes del terrorismo.
Abona a favor la
fiscalía la enorme cantidad de información que ahora se tiene sobre el
senderismo. Ya no puede haber errores al enumerar a sus principales dirigentes.
Ya se sabe quién es quién. Hay varios expertos sobre estos asuntos que pueden
ir al juicio como testigos técnicos. También pueden llamar a las víctimas como
testigos. No puede haber problemas
probatorios. La Fiscalía puede probar que el senderismo incluyó entre sus procedimientos
la extorsión y el asesinato. Puede probar que empleó de manera sistemática
coches bombas y explosivos que produjeron daños a escala catastrófica. Puede
probar crímenes concretos como Tarata y Lucanamarca. La fiscalía tiene además a
su favor un cambio reciente en las leyes del procedimiento que le permite promover
la reorganización de los casos ya abiertos, separando o acumulando los hechos
que estén en procesos originalmente mal planteados.
En estas
condiciones, comenzar otra vez con un caso insignificante sería un error inaceptable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario