lunes, 26 de octubre de 2015

Para caminar derecho...



LAS DONACIONES PERCIBIDAS EN LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL ANTERIOR

Para caminar derecho...

Por César Azabache Caracciolo

El Caso Nadine Heredia puede aún tener un desenlace más sencillo o menos tortuoso que el que ahora se insinúa para él.

He insistido en afirmar que, al menos hasta ahora, los registros bancarios de la señora Heredia y sus gastos de consumo corresponden con mayor claridad a un caso sobre ingresos no declarados (fraudes al sistema electoral y posiblemente al fisco) que a un caso sobre lavado de activos. Pero su insistencia en eludir las investigaciones ha convertido el caso en el fundamento de una crisis política que debió y pudo evitarse a tiempo.

A estas alturas, la única manera que encuentro de devolverle el equilibrio a las cosas pasa por el difícil expediente de apartar a la señora Heredia de toda actividad política y sincerar su línea de discurso. Aunque parece no tener ninguna intención de hacerlo, si la señora Heredia renunciara al partido que preside y anunciara que se abstendrá en adelante de ejercer los privilegios que le otorga ser la primera dama (que eso se llame renuncia o no es solo cuestión de palabras), su defensa podría reorganizarse sin interferencias de ningún tipo y con mayor espacio para estabilizar las consecuencias que un caso como este produce. La persistencia en la ilusión conduce a una investigación larga y tortuosa que aún puede evitarse.

Puede parecer demasiado, pero un caso constitucional como el que se acaba de perder, una vicepresidenta, dos ministros de Justicia y dos procuradores son un costo demasiado alto para no notar que se requiere un golpe de timón con absoluta urgencia.

Una nueva administración del nacionalismo podría iniciar la campaña reconociendo el enorme desorden que parecen mostrar las cuentas de donaciones percibidas en la campaña anterior. Podría aceptar que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) revise el material que ahora tiene la fiscalía en relación con el Caso Nadine Heredia e imponga las multas que correspondan por no haber revelado con transparencia el verdadero origen de los fondos recaudados.

Fuera del centro de la escena política, la señora Heredia podría regularizar los impuestos por ingresos no declarados como lo haría cualquier otro ciudadano. Alguna responsabilidad habrá que asumir por haber mentido en estas materias a la administración electoral y tributaria. Pero una línea de discurso honesta y un final rápido resultaría infinitamente mejor para todos que una investigación inacabable destinada a establecer si entre los donantes del nacionalismo se colaron o no traficantes de drogas, tierras, oro, dinero o personas.

Si no se está escondiendo un monstruo dentro del clóset que nadie quiere abrir, entonces el caso requiere un abordaje basado en el sinceramiento de sus personajes y una pronta conclusión. El silencio de Ilán Heredia sugiere que no existe explicación para el origen de los más de S/.7 millones que parece haber inyectado al nacionalismo desde sus propias cuentas.

La ausencia de un peritaje claro y concluyente promovido por la propia señora Heredia sugiere que no hay nada más que decir sobre la autoría de las agendas. Entonces, las cartas están echadas. Pero no contienen, no hasta ahora y esperamos que nunca contengan, vestigios de relación con traficantes. Las evidencias se mantienen en el marco de un caso de fraudes comunes. Confiemos en que no haya más.

Demos a los personajes el beneficio de la duda, solo en tanto no haya más hallazgos por valorar.


Publicado en el diario El Comercio el lunes 26 de octubre del 2015

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