Por César Azabache
Caracciolo
1. Lavar activos es algo bastante
más complejo que no declarar ingresos o registrar algún deslabone patrimonial.
Lavar activos supone que alguien ha establecido un punto de contacto consciente
con una mafia en operación o con los frutos de un crimen evidente cometido con
alguien. En un segundo momento, supone también agentes financieros o económicos
que hacen negocios con lavadores relajando al menos negligentemente los
controles que les corresponde mantener sobre el origen de los fondos que
emplean en sus transacciones. El delito por lavado de activos se construye
sobre la base de una prohibición general impuesta a todos los ciudadanos a
prestar servicios o “ponerse a disposición” de quienes necesitan intermediarios
para colar en el mercado fondos de origen criminal. Los casos por lavado de
activos son formas de cooperación con organizaciones criminales o con
criminales evidentes. La especialidad de las reglas que contiene se pierde de
vista si confundimos los objetivos de estas prohibiciones con los que corresponden
a otros paquetes de delitos, como el enriquecimiento ilícito, los fraudes
tributarios o el encubrimiento.
Foto: USI
Puestas así las cosas parece
sencillo notar que ni la información sobre los depósito en las cuentas de la
señora Heredia que se difundieron en el 2,009 ni la cuestión sobre las compras
suntuosas denunciadas al comenzar junio del 2,015 ofrecen un soporte concluyente
para una investigación por lavado de activos. Pero no nos confundamos: La
información de los depósitos difundida en el 2,009 y la información sobre las
compras suntuosas que se ha difundido este mes son asuntos muy serios y
merecen, sin duda explicaciones muy claras, vaciadas de cualquier coartada
evasiva. Pero no son material para un caso por lavado de activos.
2. La SUNAT está en deuda en este
caso. Salvo por algunas singularidades especiales, la información difundida en
el 2,009 y la información sobre las compras de la Primera Dama sugiere que ella
vive con bastante más comodidad que la que permitiría organizar la remuneración
que le asigna el Partido Nacionalista: S/. 6 mil al mes. Por cierto, en este
asunto hay una paradoja alarmante. Espero que nadie se ofenda, pero ni una
Primera Dama, sin un Alto Magistrado de la Nación ni el jefe de un Partido
Político podrían sostener el perfil de actividades e imagen personal que les
corresponde desarrollar con una remuneración de esas dimensiones. Sería
perfectamente natural entonces que la Primera Dama o la Presidenta del Partido
en el gobierno gane bastante más de US$ 2 mil al mes. Y aunque pueda parecer
frívolo, me parece absolutamente adecuado que un personaje público como la
señora Heredia use accesorios de marca y proyecte una imagen apropiada a los
ambientes en que debe moverse. Claro, la Primera Dama en zapatos Ferragamo no
es más la bucólica jovencita de jeans y polo de las campañas presidenciales.
Pero ese es un problema de imagen y de mensajes políticos. La cuestión es que
no parece tener sentido que se pretenda, por un lado, mantener la imagen que
concede una remuneración conservadora y por el otro que se asuma una imagen
estéticamente adecuada pero evidentemente refinada en gustos que revela el
acceso a fondos que sería mas elegante declarar como ingresos propios. La
paradoja, por cierto, sólo se resuelve asumiendo las consecuencias tributarias
que este desorden genera. Y por cierto, haciéndose cargo de las consecuencias
institucionales de un error que proviene de la escasa consolidación que tienen
entre nosotros, por desgracia, las buenas prácticas políticas.
3. El financiamiento de la
actividad política, en nuestro medio, se mueve en una bruma del más absoluto
desorden. Alguna vez conversé con una persona que había intervenido en campañas
políticas y que tuvo el desenfado de comentar que el asunto era un excelente
negocio: Los fondos para campaña, me dijo, suelen circular en efectivo, de modo
que nadie se molesta si los organizadores reservan algo para sí. De hecho, a
los organizadores no se les paga formalmente aunque se dediquen a la campaña a
tiempo completo. Este esquema que espero sólo describa lo que ocurre en
organizaciones de menor nivel, espero que no sea general, supone que el apoderamiento
de fondos es una forma de remuneración y supone además lícito proceder sin
hacer ninguna declaración en absoluto. Descritas las cosas de este modo, el
financiamiento se parece más a los sobornos que a una forma institucionalmente
estable de sostenimiento de la actividad política. La matriz entonces (fondos
en efectivo sin rendición de cuentas y con tolerancia al apoderamiento
individual) es fuertemente corrupta. Y espero firmemente que no sea sostenible
en el tiempo. No existe ninguna razón por la cual el financiamiento de
actividades políticas no pueda basarse en donaciones formales, susceptibles
incluso de descuentos en impuestos, intermediadas por fundaciones que
concentren el deber y la responsabilidad de aseguraron que estas actividades no
se están empleando para lavar fondos de origen ilegal. Tampoco veo que esta
razón alguna que impida que estas fundaciones se encarguen de las
remuneraciones de los profesionales de la política mediante esquemas por cierto
semejantes a los que mantienen las ONGs desde hace años: Proyectos, actividades
docentes, actividades propiamente partidarias son asuntos que requieren
dedicación a tiempo completo y por cierto retribuciones razonables. Las normas
sobre secreto tributario deberían proteger las remuneraciones de los políticos
profesionales, pero a cambio de eso la SUNAT debería controlar el
funcionamiento del sistema. La actividad política se organiza como un mercado
imperfecto, en la medida en que está basado en subvenciones. Pero en esto no ya
nada distinto a lo que ocurre en la actividad humanitaria y social también o en
la investigación universitaria.
La crisis que ha provocado el
caso Heredia debería entonces servirnos al menos para racionalizar la dimensión
económica del sistema político.
4. Las cosas sin embargo podrían
mostrarse distintas según lo que la Fiscalía encuentre en sus investigaciones
sobre el caso Belaúnde Lossio. La manera explosiva en que Belaúnde Lossio pasó
de ser sólo un hombre del entorno del candidato a convertirse en un broker de
contratos públicos; su presencia simultánea en Ancash, Chiclayo, Madre de Dios
y Cuzco y la probable secuela de casos de fraude al fisco que parecen estar
asociados a los proyectos en que estuvo involucrado, unidos a ciertos rasgos
comunes que parecen mostrar los casos de desfalco en gobiernos regionales y
locales detectados hasta ahora, justifican sospechar (pero ésta aún es sólo una
sospecha) que Belaunde Lossio podría ser la bisagra visible de un complejo plan
orquestado para un desfalco de dimensiones importantes. La Fiscalía y el
Congreso están investigado esta historia, aún incompleta, con un nivel de
profesionalismo y seriedad que debe alabarse. En su día, tal vez será necesario
que el Informe que está preparando el Congreso se mantenga en reserva hasta que
la Fiscalía tenga un caso completo ya organizado que presentar a los
tribunales. Pero si las sospechas se confirman (espero sinceramente que esto no
ocurra) las dos cuestiones finales que habrá que establecer son (1) Cómo se
lavaron los fondos recaudados en ese (por ahora hipotético) esquema de
acumulación de fondos basados en sobornos y (2) Si todo o parte de ese (aún
supuesto) fondo fue concebido o empleado como fuente de financiamiento de
alguna organización política o de algún agrupación de algún tipo en particular
o si fue pura y simplemente el resultado de un negocio privado ilegal. Insisto
en dejar en claro mi más profundo deseo de que las investigaciones confirmen
que Belaúnde Lossio no es lo que parece y que la historia no corresponde a
ninguna de nuestras sospechas. Pero mis esperanzas no me impiden observar la
gravedad del asunto que tenemos entre manos.
5. La bruma, lo he dicho ya en
otra parte, ha poblado la historia del caso Heredia de sospechas que se han
acumulado y se han vuelto serias incluso antes de estar confirmadas. Sigo
creyendo que la bruma sólo será despejada cuando tengamos ante nosotros todas
las explicaciones que esta historia evidentemente exige.
En la revista Ideele N° 250
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