Réquiem por Eva
César Azabache Caracciolo
Todas las personas tenemos derecho a que se nos
explique con anticipación suficiente
porqué una fiscalía pretende que se nos declare responsables por un delito.
Tenemos derecho a que se desestime sin necesidad de un juicio toda acusación
presentada en nuestra contra sin fundamentos. Tenemos derecho a que cualquier
juicio que prospere dure el tiempo estrictamente necesario para que se despejen
las sospechas que puedan haber justificado la acusación. Y tenemos derecho a
que se prohiba volver a acusarnos si un primer internto de llevarnos a juicio
fracasa. Si estos es así ¿porqué nos cuesta tanto poner punto final a nuestros
casos legales?
Siento el mayor respeto por los jueces de
nuestra Corte Suprema. Pero nuestra Corte Suprema acaba de decidir que una
persona, Eva Bracamonte, debe ir nuevamente a juicio para que se discuta por
segunda vez una acusación que no cumple un requisito fundamental establecido en
los fundamentos del sistema legal: La claridad. Para que una persona sea
acusada como responsable de un delito se necesita más que una posibilidad
teórica o una especulación: Se necesita una narración convincente apoyada en
evidencias que puedan ser comprendidas y discutidas por los demás. Sabemos que
Trujillo Ospina asesinó a Miriam Fefer. No sabemos quien le encargó hacerlo.
Ese vacío muestra sin duda enormes debilidades de nuestro sistema legal,
incapaz hasta ahora de organizar un solo caso importante sobre los consumidores
de mercados clandestinos, como el sicariato. Pero Bracamonte Fefer no tiene
porqué pagar las consecuencias de nuestras incapacidades colectivas. No tenemos
una narración convincente, apoyada en evidencias, que justifique mantener en
juicio a Eva Bracamonte. La acusación presentada en su contra no la ofrece. La
condena que se ha anulado tampoco. En consecuencia deberíamos cerrar el
procedimiento. Pero en cambio a Corte Suprema, en lugar de poner punto final a
esta historia, acaba de reenviar el caso a un juicio en el que no hay nada,
absolutamente nada, que merezca un debate público.
¿Alguien nos ha ofrecido un relato serio y
mínimamente documentado de la forma en que una joven de menos de 25 años puede
haber terminado reclutando un sicario para asesinar a su madre? ¿qué en
concreto y claramente hizo esta joven para que na fiscalía adquiera el derecho
de llevarla a un juicio por algo tan serio como la muerte de su madre? Creo que
como sociedad no podemos seguir permitiendo
que se lleve a juicio a personas como a Eva Bracomente (o cualquier otra
en circunstancias semejantes) sin que se haya cumplido el requisito mínimo de
presentar en su contra un caso claro y convincente. Los juicios penales no son
coartadas para ocultar nuestras deficiencias colectivas.
Si el Tribunal que debe recibir este caso decide
mostrarnos a todos que la justicia es posible, deberá devolver los antecedentes
a la Fiscalía para que aclare las razones por las que ha acusado a Eva
Bracamonte por la muerte de su madre. Una fiscalía escrupulosa debería
reconocer que las investigaciones que se han hecho hasta ahora no ofrecen una
razón convincente para insistir en esa acusación. Una fiscalía responsable
debería solicitar la conclusión del procedimiento sin un nuevo juicio.
Por ese camino no lograremos reparar el daño que
se ha hecho a Bracamonte en este caso. Pero por lo menos, no la dañaremos más.
Y ese es el mínimo moral que todos le debemos a una persona inocente.