RESOLVER LOS PROBLEMAS PRIORITARIOS
Al
margen de las elecciones
Por
César Azabache Caracciolo
Pese al modo en que se ha hecho frívola nuestra
política, mantenemos en economía una relación de acuerdos básicos que se han
sostenido como fundamento de la actividad pública durante prácticamente 25
años.
Estos acuerdos han soportado embates tan dramáticos
como el de la transición de fines del 2000-2001 y la retracción de la inversión
pública y privada de estos últimos años. Problemas al margen, y salvando
diferencias, la agenda de asuntos pendientes, la relación de expertos a
consultar y la lista de medidas posibles está clara entre nosotros y trasciende
las preferencias de partidos y grupos.
De hecho, las muestras de frivolidad que han
abundado desde que se presentaron las planchas presidenciales han mantenido
prácticamente intactos estos fundamentos. Y si funciona en economía, no tendría
por qué no funcionar en otros ámbitos igualmente importantes para la
estabilización del sistema institucional.
El primer asunto en la lista de temas que deberían
replicar la intensidad de estos acuerdos es, desde mi punto de vista, la
seguridad ciudadana. Aunque el tema haya llegado tarde a nuestra agenda
colectiva, los debates desarrollados en estos últimos años han formado ya el
embrión de una política mínima común basada en la atención al ciudadano.
También en la articulación de los cuerpos
municipales de serenazgo, la profesionalización de la policía y el uso
efectivo, oportuno y visible de los castigos penales en toda clase de delitos,
especialmente en aquellos que afectan a las personas en su vida cotidiana, el
robo y las formas de violencia urbana.
En esta área, más allá de cualquier ajuste
necesario, el uso intensivo de procedimientos rápidos en casos de agresiones a
policías, del que todos hemos sido testigos en estos días, debe marcar un punto
de no retorno al que deberá seguir un debate amplio y no necesariamente
electoral sobre la necesidad de municipalizar los tribunales y el sistema de
castigo de delitos.
La instauración de fiscalías de ámbito municipal es
un gran paso en esta dirección. Hay todavía problemas operativos por resolver,
especialmente relacionados con el incremento de la inversión pública que
requiere este sector. Sin embargo, las ideas básicas parecen estar ya puestas
sobre la mesa.
Se trata, en adelante, de sostener el proceso
independientemente de las elecciones y de la identidad individual de la
agrupación que quede a cargo del gobierno.
Muy cerca de la seguridad ciudadana están la
corrupción, el lavado de activos y el tráfico de predios, en que las soluciones
dependen de duplicar los procedimientos que ya emplea la policía de narcóticos
y terminar de entender que enfrentar con eficiencia estos delitos supone elevar
la tasa de intervenciones policiales en flagrancia.
Asimismo en el momento en que se pagan los
sobornos, en el que se entregan fondos de origen incierto para ser lavados y
cuando se compra y vende tierras invadidas. El éxito de la persecución en estos
casos se obtiene interviniendo en cada caso en tiempo real. Eso exige concentrarnos
en el financiamiento de complejas investigaciones policiales y fiscales.
Podemos adoptar acuerdos básicos en todas estas
materias y exigir su cumplimiento a quien gane las elecciones. Por cierto,
generar políticas públicas desde fuera de la escena oficial no es lo óptimo,
pero debemos comenzar por alguna parte.
Libertad para los presos políticos en Venezuela.
Publicado en El Comercio el lunes 28 de diciembre del 2015
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