LAS DONACIONES PERCIBIDAS EN LA CAMPAÑA
PRESIDENCIAL ANTERIOR
Para
caminar derecho...
Por
César Azabache Caracciolo
El Caso Nadine Heredia puede aún tener un desenlace
más sencillo o menos tortuoso que el que ahora se insinúa para él.
He insistido en afirmar que, al menos hasta ahora,
los registros bancarios de la señora Heredia y sus gastos de consumo
corresponden con mayor claridad a un caso sobre ingresos no declarados (fraudes
al sistema electoral y posiblemente al fisco) que a un caso sobre lavado de
activos. Pero su insistencia en eludir las investigaciones ha convertido el
caso en el fundamento de una crisis política que debió y pudo evitarse a
tiempo.
A estas alturas, la única manera que encuentro de
devolverle el equilibrio a las cosas pasa por el difícil expediente de apartar
a la señora Heredia de toda actividad política y sincerar su línea de discurso.
Aunque parece no tener ninguna intención de hacerlo, si la señora Heredia
renunciara al partido que preside y anunciara que se abstendrá en adelante de
ejercer los privilegios que le otorga ser la primera dama (que eso se llame
renuncia o no es solo cuestión de palabras), su defensa podría reorganizarse
sin interferencias de ningún tipo y con mayor espacio para estabilizar las
consecuencias que un caso como este produce. La persistencia en la ilusión
conduce a una investigación larga y tortuosa que aún puede evitarse.
Puede parecer demasiado, pero un caso
constitucional como el que se acaba de perder, una vicepresidenta, dos
ministros de Justicia y dos procuradores son un costo demasiado alto para no
notar que se requiere un golpe de timón con absoluta urgencia.
Una nueva administración del nacionalismo podría
iniciar la campaña reconociendo el enorme desorden que parecen mostrar las
cuentas de donaciones percibidas en la campaña anterior. Podría aceptar que la
Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) revise el material que ahora
tiene la fiscalía en relación con el Caso Nadine Heredia e imponga las multas
que correspondan por no haber revelado con transparencia el verdadero origen de
los fondos recaudados.
Fuera del centro de la escena política, la señora
Heredia podría regularizar los impuestos por ingresos no declarados como lo
haría cualquier otro ciudadano. Alguna responsabilidad habrá que asumir por
haber mentido en estas materias a la administración electoral y tributaria.
Pero una línea de discurso honesta y un final rápido resultaría infinitamente
mejor para todos que una investigación inacabable destinada a establecer si
entre los donantes del nacionalismo se colaron o no traficantes de drogas,
tierras, oro, dinero o personas.
Si no se está escondiendo un monstruo dentro del
clóset que nadie quiere abrir, entonces el caso requiere un abordaje basado en
el sinceramiento de sus personajes y una pronta conclusión. El silencio de Ilán
Heredia sugiere que no existe explicación para el origen de los más de S/.7
millones que parece haber inyectado al nacionalismo desde sus propias cuentas.
La ausencia de un peritaje claro y concluyente
promovido por la propia señora Heredia sugiere que no hay nada más que decir
sobre la autoría de las agendas. Entonces, las cartas están echadas. Pero no
contienen, no hasta ahora y esperamos que nunca contengan, vestigios de
relación con traficantes. Las evidencias se mantienen en el marco de un caso de
fraudes comunes. Confiemos en que no haya más.
Demos a los personajes el beneficio de la duda,
solo en tanto no haya más hallazgos por valorar.
Publicado en el diario El Comercio el lunes 26 de octubre del 2015
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