EL IMPACTO EN LA ECONOMÍA
Fondos
de origen incierto
Por
César Azabache Caracciolo
El inicio del ciclo anticorrupción en el que
estamos involucrados ha puesto en evidencia el nivel de corrosión que el lavado
de activos causa en el sistema institucional. Los desfalcos que generaron la
crisis por corrupción de finales de la década de 1990 y los que están en la
base de la actual crisis regional han sido posibles porque existe entre
nosotros un mercado extenso que ofrece alternativas de inversión y consumo
clandestino con bajos riesgos legales a los tenedores de fondos de origen
incierto. Si queremos romper el ciclo que conduce a la repetición de crisis
como la actual, tenemos que intervenir ese mercado con urgencia.
Como es evidente, dentro de ciertos márgenes, el
dinero disponible impulsa el desarrollo de intercambios. Y si el dinero es clandestino,
los intercambios que impulsará serán también clandestinos. Los sobornos se
pagan con dinero negro, que debe ser lavado en actividades cuyo encubrimiento
requiere nuevos sobornos. Los terrenos invadidos en todas las zonas periféricas
de Lima se compran y venden con dinero de origen y destino invisibles, y los
fondos acumulados por estas transacciones son reinvertidos sin dejar rastro.
Las fuerzas de choque que se contratan para organizar invasiones y para
repelerlas se pagan con fondos de origen incierto, y las extorsiones y
secuestros que refuerzan nuestra inseguridad tienen como víctimas a tenedores
de dinero en efectivo. Agreguemos a la relación el narcotráfico y la minería
informal, además de la expansión del sicariato y tendremos casi completa la
escena sobre la que estamos instalados.
Hace un año, antes de la crisis de los gobiernos
regionales, la Fiscalía de la Nación estimaba que el mercado de circulación de
fondos clandestinos absorbía anualmente un volumen equivalente al tercio de la
recaudación pública por impuestos (US$ 10mil millones, más del 5% del PBI). Es
imposible neutralizar la expansión de un mercado de estas dimensiones solo
organizando casos legales de impacto limitado. El asunto, sin duda, debe
ingresar a la agenda de economistas y expertos en políticas públicas.
Por lo demás, los expertos en estos asuntos dan
cuenta ya de un menú de medidas de impacto directo en prueba. Entre ellas está
la oferta intensiva de cuentas de ahorro y de herramientas para manejar dinero
desde aparatos móviles; la creación de planes promocionales para captar fondos
y canalizar pagos y la flexibilización del sistema de garantías y créditos de
bajo costo. En paralelo, por cierto, parece urgente retomar los esfuerzos
iniciados en la década de 1980 por ordenar los registros que validan la
propiedad inmobiliaria.
En el medio de estas discusiones, urge considerar
un ciclo de amnistías tributarias y penales que refuerce la absorción de fondos
de origen incierto por el sistema formal. Un período de amnistía semejante al
que se emplea para desmovilizar guerrillas debe ser secundado después por una
reforma legal que simplifique las leyes para comenzar a sancionar, de manera
abierta, clara y sencilla, la tenencia de fondos de origen incierto. Para eso
habrá que abandonar fórmulas legales de uso ambiguo como la referencia a los
llamados delitos previos que rige actualmente, que ha mostrado en nuestra
práctica servir solo para multiplicar las confusiones y perder de vista la
cuestión que las leyes penales deben ayudar a combatir: la tenencia y
circulación de fondos de origen incierto.
Publicado en El Comercio el lunes 24 de noviembre del 2014
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