lunes, 24 de junio de 2013

El estamento militar



El estamento militar
César Azabache Caracciolo

Hace sólo unos días (EC 17/06/13) Victor Andrés Ponce sostuvo que la denegación del indulto humanitario podría representar un intento del presidente Humala por recuperar el liderazgo del espacio “anti/fujimorista”.  Confieso cierta aversión que me impide admitir que cualquier esquema de moral binaria, o “anti/algo”, pueda ser útil como fundamento de una eticidad cualquiera. Pero más allá de esto, creo imposible imaginar al presidente Humala pugnando por liderar movimientos como el que impulsó el lavado de la bandera a finales de los 90. El enorme esfuerzo desplegado por el Ejecutivo para promover determinada manera de ver las cosas en el caso Cruz Sánchez; esa cierta incomodidad permanente ante el modo de ser de la prensa local; la posición aquiescente con las iniciativas lanzadas en la región contra la Relatoría sobre Libertad de Expresión de la CIDH y la actual polémica con el Defensor Vega sobre el servicio militar obligatorio, son más que algunas muestras que justifican mi distancia con la interpretación que propone Victor Andrés.

Es evidente que el rechazo del indulto marca un punto de quiebre definitivo entre nacionalismo y fujimorismo. Pero no es difícil encontrar un esquema alternativo que explique el sentido de ese quiebre. Si en algo coinciden ambos actores en en su visible pugna por liderar ese bloque restaurador y “anti/transicional” que puede encontrarse afirmado intuitivamente en un importante sector del electorado que responde a la primacía de valores como el orden, la disciplina, el pragmatismo; muestra respaldo a las iniciativas que reducen los espacios públicos deliberativos y respalda prácticas inclusivas de perfil asistencial. Los elementos que aglutinan éste bloque corresponden sin duda a un ideario conservador. Y probablemente, el estamento que mejor expresa ese ideario en nuestro medio es el estamento militar. De manera que el proceso abierto en esta etapa bien puede colocar al estamento militar como protagonista.

El estamento militar, como el propio estamento católico, ha sido además protagonista decisivo del inconcluso proceso de conformación del Estado a lo largo de toda nuestra historia republicana. Y sin embargo, al igual que el fujimorismo, quedó prácticamente marginado en el imperfecto esquema de equilibrios que estableció la transición. Reducido en remuneraciones y presupuesto, acorralado simbólicamente ante los tribunales y desapoderado de casi todo margen de influencia pública, el estamento militar puede encontrar ahora un espacio de expresión y representación política articulada tanto en el fujimorismo como en el propio nacionalismo. La reciente aproximación del entorno de Keiko Fujimori al partido republicano pone sin duda, al fujimorismo en clara ventaja para liderar la conformación de un bloque que lo contenga políticamente. Pero las ventajas naturales del presidente Humala para disputar ese liderazgo no pueden perderse de vista.


Darle forma política a la eticidad conservadora en nuestro medio puede ser decisivo en la institucionalización del país, siempre que el proceso excluya toda forma de intolerancia hacia los demás. De hecho, la consolidación de un espacio conservador debería facilitar la reubicación de ese centro cívico/liberal que se insinuó en las últimas elecciones, y que debería catapultarse con la aparentemente inevitable dispersión del toledismo, pre anunciada por Mirko Lauer también en estos días (LR, 17/06/13).

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